El Antidoto

Thursday, July 02, 2009

Dichos desafortunados 1

Gente, mutantes, zombies y hominidos todos,

Una faceta de mi personalidad que se repite historicamente son los dichos desafortunados. Aquellos que -casi inconcientemente- fluyen de mi boca propulsados solamente por el fragil juicio del cerebro reptiliano. Lo que estare narrando en los proximos bytes de este post es una historia veridica, basada en hechos reales.

Por alla por el '98, trabajaba yo en un proveedor de Internet en plena expasion pre-reventon-punto.com. Una de las funciones principales era la de ir viajando por el pais instalando equipos de comunicaciones para expandir la cobertura a nivel nacional. El poco glamoroso viaje en bus en el que ibamos yo y una caja de unos 20 kg con un equipo de comunicaciones nos llevo a un hotelucho en Talca. Me tomo la libertad de llamarlo hotelucho porque al despertar me encontre con picaduras de pulgas y un desayuno propio de un recinto presidiario. Al salir del hotel, la caja y yo salimos a la vereda y decidimos irnos caminando al sitio de un prominente carrier para ser instalado y proceder con las dignas funciones que se me habian asignado. Un fornido senor se apiado de mi quejumbroso andar con la cajota y me ayudo a transportarla un par de cuadras hasta llegar al lugar. Posteriormente, al ingresar al reciento previa identificacion respectiva, me recibio un senor con un look que no he podido olvidar. Un caballero de avanzada edad, unos 50 y tantos, cabello blanco, tez curtida, un hablar mas bien bajo, de caracter recatado.. y de mirada imperfecta, debido a un ojo de vidrio de humilde manufactura. La conversacion fue mas o menos asi:

- "Buenos dias", dije yo.
- "Buen dia, joven. No recibimos muchas visitas por aqui. En que lo puedo ayudar?"
- "Oiga, sabe que me encargaron de la empresa para la que trabajo instalar este equipo para dar acceso a Internet dialup aqui en Talca. Este equipo es bien pesadote, me puede ayudar a rackearlo?" (jerga tecnica para dejar fijado un equipo en un bastidor mediante tornillos)
- "Claro, no hay problema" dijo el caballero.

Mientras desembalabamos el equipo, me percate de la precariedad del lugar, lo abandonado y solo que debia ser trabajar alli. Al tomar el equipamiento que iba a ser conectado a la red telefonica publica, y sentir su peso, le hice senas para que me ayudara a sostenerlo mientras yo lo atornillaria al rack.

- "Oiga, que moderno se ve esto" me dijo, frente a lo cual asenti mientras atornillaba un perno
- "Debe ser carisimo" agrego, mientras yo me armaba de fuerzas para que no se me mandara al suelo el pedazo de fierro... tenia claro que frente a la caida de un fierro que valia mas de lo que yo ganaba en varios aƱos equivaldria a causal de despido inmediata. Sin procesar mas nada, le dije:
- "Como un ojo de la cara"

Un microsegundo despues de aquel triste balbuceo, senti como recorria mi espalda esa sensacion maldita, de un frio bit que recorre la espalda avisando que la habia cagado monumentalmente, una vez mas. Pude sentir como el caballero que pocas visitas recibia bajaba y evitaba mi mirada y la incomodidad del ambiente era obvia y seca. Me miro como con un poco de pena y no emitio palabra alguna por al menos 30 minutos.

Luego de terminar, hacer las pruebas respectivas, me despedi con un apreton de manos sudorosa y un inadecuado "muchas gracias por su ayuda", a lo cual el caballero asintio incomodamente y me retire de vuelta a la hermosa capital, con un sentimiento de certeza de que seria uno de mis grandes dichos desafortunados.

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